Las novelas 1984 de George Orwell y Un mundo feliz de Aldous Huxley son referentes esenciales del género distópico. Ambas obras maestras ofrecen visiones profundamente inquietantes de futuros distópicos, donde el control social y la manipulación alcanzan niveles extremos, amenazando la esencia misma de la individualidad. Aunque comparten una preocupación fundamental por la progresiva pérdida de la libertad individual, cada una aborda este tema desde perspectivas y mecanismos de opresión radicalmente distintos, ofreciendo así un análisis multifacético de los peligros inherentes al poder absoluto y la supresión de la autonomía personal.